Aprende a escucharte

Escuchar. Escuchamos a nuestros padres, a nuestros maestros, a nuestros amigos, escuchamos la radio, la televisión, el ruido de los coches, el sonido de los pájaros…Nos pasamos el día escuchando. Escuchamos sonidos agradables que nos llevan a sonreír y sonidos desagradables que activan de inmediato nuestro malhumor.

caracola1

ESCUCHAMOS MÁS A LOS DEMÁS QUE A NOSOTROS MISMOS

Si nos sentimos mal, necesitamos escuchar un mensaje de auxilio, unas palabras que nos ayuden a entender qué sentimos y porqué lo sentimos. Tenemos una necesidad muy grande de sentir alivio en las palabras de los demás, es como si entrasen por nuestros oídos y nos abrazaran por dentro. Eso nos ayuda, nos hace compartir nuestras emociones y además nos abre a nuevas perspectivas y diferentes maneras de ver lo que pensamos y lo que sentimos. Pero además de escuchar a los demás para buscar alivio…¿nos escuchamos a nosotros mismos?

AUNQUE NO LO CREAS, TÚ TIENES LA RESPUESTA

En el fondo sabes lo qué necesitas, sabes lo que te hace sentir bien y sabes lo que te ayudaría a calmar tu ansiedad. Pero cuando sentimos ansiedad nos aumenta la desconfianza hacia nosotros mismos y eso hace que prefiramos escuchar a los demás. Debes parar, buscar un lugar de silencio, conectar contigo. Escucharte. Y ahora te preguntarás…¿cómo?

Es muy sencillo. En el silencio está la respuesta. El simple hecho de quedarte unos minutos con tu compañía, respirando profundamente y atendiendo tus emociones y tu cuerpo ya te estás escuchando.

¿CÓMO PUEDE ESCUCHARME?

  • Buscar un lugar tranquilo y silencioso donde puedas reposar unos minutos en soledad.
  • Siéntate (o si lo prefieres te puedes tumbar, pero no te duermas) en una postura cómoda para ti y para tu espalda, en la cual sientas que tu cuerpo queda equilibrado y no soporta ninguna tensión extra.
  • Empieza haciendo tres respiraciones profundas, cogiendo todo el aire que puedas por la nariz, sintiendo como se infla tu barriga y soltando ese aire muy lentamente por la boca vaciando tu barriga y pulmones por completo.
  • Una vez estés relajado/a y ya hayas respirado, limítate a  prestar atención a tu cuerpo, tus sensaciones, observa si sientes algún dolor, alguna necesidad, alguna tensión, algún hormigueo…sólo observa, sin juzgar.
  • Los pensamientos irán viniendo a tu mente, no pasa nada, para eso tenemos la mente, para que vengan pensamientos continuamente. Deja que vengan y se vayan.
  • Sigue respirando y busca en tu interior que necesitas, que situación te roba la paz, de que te quieres desprender, como puedes ayudarte.
  • Si lo prefieres puedes hacerlo a través de un papel y un bolígrafo, busca ese lugar tranquilo y llévate tu libreto contigo, anota todo aquello que necesites, lo que te preocupa, plasmarlo en un papel te aliviará tensión, podrás verlo reflejado y te será más fácil encontrar soluciones.

ESCÚCHATE CADA DÍA

Cada día puedes prestarte atención. Un pequeño dolor de cabeza ya te está, posiblemente diciendo algo, que te detengas, por ejemplo o que ya estás muy cansado y necesitas parar de trabajar. Cualquier pequeño síntoma que da tu cuerpo, tu inteligentísimo cuerpo, ya es una señal para parar y escucharte. Pregúntate, ¿qué necesito? y de alguna manera hallarás la respuesta, tu respuesta. Escucharte y hacerte más caso aumentará tu confianza.

depositphotos_33445497-Man-writing-in-his-diary-at-the-beach